domingo, 5 de julio de 2009

LOS CIEN AÑOS DE CONRADO NALE ROXLO




Sabado, febrero 14, 2009

Escritor nacido en Buenos Aires. En 1923, publicó su primer libro de poemas, “El grillo”, dedicado al público infantil. Utilizó frecuentemente el seudónimo de Chamico. Continuó luego con su trayectoria de poeta y se inició en el periodismo. Publicó artículos en numerosos diarios y revistas y orientó su obra hacia la sátira, la comedia y el humor. Por aquel entonces, firmaba sus escritos con el seudónimo “Chamico”. Además de libros de poesías (“Claro desvelo”, “De otro cielo”), escribió también farsas para teatro (“La cola de la sirena”, “Una viuda difícil”), cuentos (“Las puertas del purgatorio”, “Antología apócrifa”, “A la manera de…”) y obras para niños (“Balada de Doña Rata”, “La escuela de las hadas”).El cuervo del arca (Premio Nacional de Teatro de 1945).
Ha sido uno de los más importantes guionistas de la época de oro del cine argentino. Sus trabajos se asocian a un momento determinado del esplendor en la dramaturgia, el teatro y el cine de este país. Fue un importante autor teatral, que cosechó sonado éxito en los años de la década de los cuarenta, cuyas obras se tradujeron a varios idiomas. De entre su produccción se destacan: La cola de la sirena; Una viuda difícil; El pacto de Cristina; Judith y las rosas; El neblí y El reencuentro. Poeta y humorista, dramaturgo y narrador, evocador de memorias propias y empuñador de plumas ajenas, el delicioso Chamico es recordado a cien años de su nacimiento.

En una vieja casa de la calle Soler, en Palermo Viejo, acunado por los últimos ecos del carnaval, nació hace cien años Conrado Nalé Roxlo, segundo hijo de uruguayos descendientes de franceses y españoles. Menudo, de rostro delicado y gesto firme, observó, con mirada festiva no exenta de ironía, el mundo a través de los cristales de sus anteojos y del humo del cigarrillo que nunca abandonaba. Gozó de una infancia y de una adolescencia libres al lado de una madre imaginativa, un hermano cómplice y una abuela fuerte y alegre. A los quince años, en la Avenida de Mayo, se encontró frente a frente con su ídolo, Rubén Darío, pero no se atrevió a saludarlo. La temprana muerte del padre lo obligó a trabajar desde muy joven y así a los diecisiete años vio de cerca los diferentes tipos de la picaresca criolla que luego llevaría a la narrativa.

En aquel tiempo empieza a frecuentar las tertulias literarias y conoce a Roberto Arlt, del que será amigo fraterno. Tanto, que cuando Nalé, llevado por su destino, se emplea en Posadas como cajero de un almacén de ramos generales, son las extensas cartas de Arlt (treinta y ocho carillas escritas en papel de envolver con letra apretadísima) las que lo mantienen en contacto con la civilización y la literatura. En Posadas enfrenta un mundo cruel: el de la pobre gente explotada, despojada y reducida a la esclavitud por patrones brutales y despiadados. Por compensación, conoce a Julio Sanders, entonces desconocido y más tarde famoso autor del tango Adiós, muchachos .

El exilio misionero dura poco y Nalé vuelve a Buenos Aires. En la Facultad de Filosofía y Letras asiste a las clases de los maestros de la época: Ricardo Rojas, Alejandro Korn... Esto ocurre en 1921. Nalé vive con su madre y su hermano menor, se gana la vida como traductor del francés y escribiendo poemas por encargo. Una mañana, después de una noche agotadora en cuyo transcurso compuso para la revista Insurrexit una larga composición que no ha quedado para los goces de la fama, "Canto a Rusia", escribió de un tirón un soneto, casi en seguida famoso, "El grillo". Este poema junto con otros de igual calidad y frescura integró un libro ganador en 1923 del premio de la editorial Babel. (El jurado estaba formado por Lugones, Capdevila y Arrieta.) La primera y segunda ediciones de El grillo se agotaron rápidamente. Según Luis Emilio Soto, "fue un libro de afirmación vital, un deslumbramiento espontáneo y jubiloso". Y Horacio Armani escribió: "El recuerdo de Heine flota sobre esta poesía a veces clara y luminosa y otras veces traspasada de una sombra dramática, pero siempre musical y de límpida interpretación".

Los años de El grillo son aquellos en que Nalé, hombre fino, encantador, ingenioso y querido, se reúne con los jóvenes intelectuales de la ciudad en El Almacén de la Cueva, fondín rebautizado por ellos "El Puchero Miserioso", ya que por 50 centavos se podía comer un suculento puchero con pan, vino y café. Un año después, en La Rioja, conoció y se enamoró de Teresa de la Fuente. Se casaron en 1925. Empezó a trabajar en el diario El Mundo y fue asiduo colaborador de Crítica . Bajo el seudónimo de Chamico produjo una profusa obra de cuentos de carácter humorístico. Trabajó en el periodismo y en la literatura incansablemente y fue uno de los escasos escritores argentinos que logró vivir de sus escritos.

Su novela Extraño accidente trata la historia de un hombre que debe morir pero que no puede hacerlo porque ha perdido el alma, y su ángel de la guarda llega a la tierra para ayudarlo a encontrarla. Escribió la biografía de Alfonsina Storni y una deliciosa Antología apócrifa donde se codean Góngora con Alejandro Dumas, Charles Dickens con Victor Hugo, Kipling con Borges; en fin, son treinta y tres fragmentos titulados "A la manera de...", en los cuales desfilan grandes escritores con sus temas preferidos y sus tics usuales.Varias veces obtuvo el Premio Nacional de Teatro por piezas inolvidables: Una viuda difícil , La cola de la sirena , El pacto de Cristina .

Entre las treinta y tantas obras que publicó, las deliciosas memorias de infancia, juventud y edad viril aparecidas originalmente en forma de folletín semanal en el diario El Mundo , bajo el título de Borrador de memorias , además de ser encantadoras, evocan un mundo y un país desconocidos para nosotros.

Su obra poética comprende sólo tres libros: El grillo , Claro desvelo y De otro cielo . Y, sin embargo, hoy que la poesía sufre el vacío de un tiempo aparentemente sin destino, los versos de Nalé Roxlo vuelven a la memoria como un resplandor en el crepúsculo:

"Va la sirena muerta por el río / con una flecha al corazón clavada, / y desde la ribera desolada / mis lágrimas la siguen por el río. / Mía no fue, pero fue un sueño mío. / ¿Quién la devuelve al mar asesinada? / ¿Por qué pasa ante mí, muerta y dorada? / ¿Dónde perdió su corazón y el mío? / ¿En qué arrecife de coral distante / irá a encallar su frágil hermosura? / Con ella encallará mi sueño amante. / Y del dardo mortal la pluma oscura / indicará en la tarde al navegante / que allí tiene la mar más amargura".

María Esther Vázquez
(c) La Nacion

Noticias de Suplemento Cultura
Miércoles 1 de abril de 1998 | Publicado en edición impresa

Escritor nacido en Buenos Aires. En 1923, publicó su primer libro de poemas, “El grillo”, dedicado al público infantil. Utilizó frecuentemente el seudónimo de Chamico. Continuó luego con su trayectoria de poeta y se inició en el periodismo. Publicó artículos en numerosos diarios y revistas y orientó su obra hacia la sátira, la comedia y el humor. Por aquel entonces, firmaba sus escritos con el seudónimo “Chamico”. Además de libros de poesías (“Claro desvelo”, “De otro cielo”), escribió también farsas para teatro (“La cola de la sirena”, “Una viuda difícil”), cuentos (“Las puertas del purgatorio”, “Antología apócrifa”, “A la manera de…”) y obras para niños (“Balada de Doña Rata”, “La escuela de las hadas”).El cuervo del arca (Premio Nacional de Teatro de 1945).

Poemas de Conrado Nalé Roxlo

El Grillo

Música porque sí, música vana,
como la vana música del grillo,
mi corazón eglógico y sencillo
se ha despertado grillo esta mañana.

¿Es este cielo azul de porcelana?
¿Es una copa de oro el espinillo?
¿O es que en mi nueva condición de grillo
veo todo a lo grillo esta mañana?

¡Qué bien suena la flauta de la rana!
Pero no es son de flauta: es un platillo
de vibrante cristal que a dos desgrana
gotas de agua sonora.

¡Qué sencillo
es a quien tiene corazón de grillo
interpretar la vida esta mañana!

HAY QUE ANDAR POR EL MUNDO...

Hay que andar por el mundo como si no importara.
Sin preguntar el nombre del pájaro y la planta,
Ni al capitán del buque, a dónde lleva agua.

Mirar al otro lado del que todos señalan,
Que es allí, dónde crece la rosa inesperada.
Hablar con el herrero, del caballo y la fragua,
Pero mirando al fuego, con atenta mirada;
Puede que en un silencio, veas la salamandra.

Crear el nombre hermoso de alguna imaginaria mujer,
Y luego a todos preguntarles con ansia:
Si no la han visto, acaso te lleven a su casa...

En la copa vacía beber con esperanza,
Tal vez una divina locura, de cristal guarda.
Sacar siempre a los ojos, el aire azul del alma,
Ver lo que nunca alcanza la mirada...

Conrado nalé roxlo

LO IMPREVISTO
Señor ,nunca me des lo que te pida.
Me encanta lo imprevisto, lo que baja
de tus rubias estrellas, que la vida
me presente de golpe la baraja
contra la que he de jugar.

Quiero el asombro
de ir silencioso por mi calle oscura,
sentir que me golpean en el hombro,

volverme, y ver la faz de la aventura.

Quiero ignorar en dónde y de qué modo
encontraré la muerte. Sorprendida,
sepa el alma, a la vuelta de un recodo,
que un paso atrás se le quedo la vida.

Conrado Nalé Roxlo — EL LLAMADO.

El niño jugaba ensimismado en la alta terraza iluminada por la suave luz del sur, más azul que dorada. De pronto interrumpió sus juegos y escuchó. De lo más profundo de la casa, de más allá de las frescas cuevas en que los vinos sepultados desde hacía muchos años esperaban revivir en un brindis fugaz y una canción ligera; de más allá de los antiguos calabozos que aún guardaban olvidados instrumentos de tortura, de un último subterráneo que la casa ignoraba por dignidad y miedo, le llegó un lento grito, que nadie más que él oyó porque sólo a él estaba dirigido. Debió subir disimulándose entre los ruidos habituales; atravesando de un salto las espaciosas salas vacías: simulando ser el aullido de un perro lejano al cruzarse con alguien. No importa saberlo. Cosas más graves quisiéramos dilucidar y tampoco podremos.
El niño levantó la cabeza, y más que sorprendido parecía triste. Antes de iniciar el descenso, eso sí, paseó la mirada a su alrededor buscando un signo propicio. Pero de los árboles del parque, que ya comenzaban a cerrarse sobre sus pájaros para el gran recogimiento nocturno, no salieron más que los píos habituales y ningún trino más alto; ninguna manzana cayó inesperadamente sobre la hierba oscurecida ya; la nube gris, en que fijó la mirada largamente, no cambió de forma, y la brisa que movía las flores amarillas de la terraza ni se detuvo ni aceleró el vuelo. El niño entonces echó a andar hacia la escalera, y el perro no lo siguió.
Lo único que pudo hacer el Ángel de su Guarda fue taparse los ojos con el ala.
Al pasar frente a la puerta entreabierta de la biblioteca vio a su padre, noblemente envejecido, inclinado sobre un libro por cuyas páginas transcurrían los pensamientos de Marco Aurelio, graves, serenos, resignados como ríos sin pasión.
El niño pudo entrar como otras veces y, sentándose a sus pies, jugar con las pesadas borlas de oro de su bata, pero siguió bajando la antigua escalera, que aquella tarde no crujía, como si en lugar del niño bajara su pequeño fantasma.
Al pasar por otro piso, frente a otra puerta, oyó las voces de sus hermanas. De entrar, lo habrían envuelto en una alocada de puntillas y de risas, y los polvos de arroz que se ponían exageradamente lo habrían hecho estornudar y reírse a él también . Pero no tendió la mano al pomo azul de la puerta.
Las bajas cocinas lo envolvieron en una vaharada de aire cálido y sabroso, y oyó el chisporrotear de aceite dorado de una estrepitosa fritura.
Descendió más. Ya estaba en la cuadra. Tropezó con un cubo olvidado, pero ninguno de los caballos, todos mayores que él, volvió la cabeza. Pasó antes las cuevas del vino; ante los calabozos, cuyas puertas nunca moviera el viento. Ahora los peldaños de la escalera eran de piedra resbaladiza. Estaba en la parte eternamente tenebrosa y aborrecida de la casa, adonde no bajan las ratas. Una puerta estrecha cedió a la leve presión de la mano y, con los ojos arrasados en lágrimas de amor, fue al encuentro del grito trémulo, bajo, lleno de horrorosa ternura.
Nunca volvió a subir la escalera, aunque los habitantes de la casa y las visitas lo siguieron viendo durante todos los años de su vida, un poco distante, pero por lo demás, de apariencia normal y hasta saludable. ■

11 comentarios:

  1. El nivel de literatura de este blog es buenísimo. Cabrían palabras muy de mí, cómo "excelente, brillante, genial, espectacular etc. Pero prefiero usar una que describe lo que es: Buenísimo.De hecho de mi corazón y por mi boca salen esas otras palabras. Lo he empezado a mandar a todos los contactos desde que apareció. Hay un colegio que lo sigue y estoy tratando de ser menos efusiva. Pero que lo pienso, lo pienso.Felicitaciones y un abrazo, Mercedes Sáenz

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  2. Excelente toda la información acerca de Nalé Roxlo, de quien había leido poemas, pero no sabia nada de su vida.Muy bueno Anrés, un abrazo de

    Silvia

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  3. Anónimo8/01/2009

    ¡Excelente homenaje a las glorias de la literatura rioplatense, Andrés!
    Y me encantó que recordaras a Conrado, el grillo que se atrevió a vivir siempre de las letras.
    Un fuerte abrazo y muchas gracias por compartir tus lecturas con nosotros.
    María Rosa León

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  4. Gracias por esta opción de acceder a excelentes piezas literarias. ¡El grillo! de Conrado nalé Roxlo nos lo hizo memorizar el profe de castellano en primer año del secundario (1959) y no lo olvidé nunca. Gracias. Carlos

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  5. Esta información me ayudó mucho en su momento. Muchas gracias! Casi no hay información sobre este autor, y encontrar al menos un artículo con buena información ayuda bastante.

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  6. Anónimo5/26/2010

    Queria saber si alguien me puede pasar la poesia "Sin Presumir", no he logrado encontrarla y es muy hermosa.
    Gracias y muy bueno el blog

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  7. Anónimo8/09/2010

    tengo 75 años y tengo muchos recuerdos del grillo

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  8. Anónimo3/30/2011

    ME GUSTO EL POEMA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ESTA BIEN BUNO ♥♥♥♥♥♥♥
    ATT.LAS MAS HERMOSA

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  9. Anónimo7/17/2011

    Hola, tambien buesco la poesia "sin presumir", si alguien la tiene, agradeceria me la pasaran. Gracias

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  10. Anónimo10/27/2011

    muy buenos los poemas el que mas me gusta el nocturno

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  11. Anónimo3/19/2013

    Muy bueno, pensar que leí El Grillo en la escuela primaria. Creo que fue en 1940, otra época.

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